Erran.eus:: “Memoria Historikoaren zazpi tokien behin betiko inskripzioa onartu du ekainaren 18ko bilkuran jarduneko Nafarroako Gobernuak, jada babes, kontserbazio eta zabalpenerako neurri bereziak dituztenak. Tartean dago Berako Argaitzeko harrobia.”
Guneaz gehiago jakiteko, ezin aproposa da Martin Ugalderen Historia de Euskadi V desde 1936 hasta 1980 liburuko “Las Matanzas en la cantera del Vera del Bidasoa” pasartea:

Prieto cuenta la visita de tres huidos, entre ellos un liberal navarro, de Vera, que explica para quĂ© servĂa la cantera de su pueblo: “Mis visitantes (en San Juan de Luz) son tres fujitivos: un liberal navarro, de Vera de Bidasoa; un nacionalista vasco, de Deva, y un socialista castellano, de Madrid. (…) “Yo estuve escondido mucho tiempo cerca de la cantera de mi pueblo (Vera) –dice el navarro-. Usted, me pregunta, Âżno sabe para quĂ© se utilizaba la cantera de Vera?… Lo ignoro, y me lo cuenta: Aquel apartado sitio se eligiĂł para fusilar a todos los “rojos” de la margen izquierda del Bidasoa, incluso de IrĂşn y FuenterrabĂa. Los más fueron de IrĂşn. Se fusilaba a media noche. La cantera forma un tajo muy alto, casi vertical. Desde encima de Ă©l, prĂłximo a su escondite, mi interlocutor presenciaba los fusilamientos, casi diarios. En el silencio y la oscuridad nocturnos, los anunciaban el ruido y las luces de una caravana automovilistica por el solitario camino. Si procedĂa de IrĂşn, la caravana solĂa ser más larga, porque señoritas irunesas, a quienes complacĂa el espectáculo, sumaban sus coches al camiĂłn de los condenados y a los vehĂculos de escolta.
En el fondo del tajo se colocaba delante de montones de piedra triturada, de grava, a los reos. Todos los faros de los automĂłviles se enfocaba hacia ellos, iluminando el cuadro con resplandor idĂ©ntico al necesario para impresionar films cinematográficos. Aquella luminosidad ensombrecĂa más el resto del paraje, parpadeando más pálidas las estrellas, testigos lejanos, muy lejanos. Junto a los reos, varios sacerdotes los exhortaban al arrepentimiento. Generalmente, estas exhortaciones eran brevĂsimas. SĂłlo fue larga, durante más de media hora, la dirigida al abogado de IrĂşn don Nicolas GuerendiaĂn, respecto de quien se puso singular empeño por su significaciĂłn social y polĂtica. Sonaban las descargas y seguidamente tiros sueltos, tiros de gracia. La caravana emprendĂa el regreso, quedando todo oscuro y en silencio. Al amanecer, el enterrador y un muchacho ayudante suyo llevaban los cadáveres en una carreta al cementerio.
En Vera empezaron a llamar la atenciĂłn el enterrador y el auxiliar por lo bien vestidos y calzados. Cuando terminaron de equiparse se dedicaron a vender trajes con manchas rojinegras y agujeros redondos, manchas de sangre y agujeros de bala. Los habitantes de Vera aguardaban –aguardaban en vano- que su ilustre vecino don PĂo Baroja escriba la vida de este enterrador, mucho más lucativa y más interesante que la de aquel otro que plantaba hortalizas sobre las tumbas, pintado por Ă©l en su colecciĂłn de Vidas sombrĂas”
HISTORIA DE EUSADI V desde 1936 hasta 1980; Martin de Ugalde; 28-29. orrialdeak
Hunkigarria.